07 / Cuando me vestí de Santa Claus
Más de mil palabras…
Cuando me vestí de Santa Claus
Hace algunos años, a finales de noviembre de 2010, una de mis hijas me pidió me vistiera de Santa Claus para pasar la navidad, entre sus argumentos estaban: ya dejaban de ser niñas o adolescentes y quería tener de recuerdo una fotografía conmigo vestido de Santa.
Mi negativa fue inmediata y contundente, ¡¡¡Claro que NO!!! Yo tenía muchos argumentos; ¡¡¡me vería ridículo!!! ¿Cómo me iba a vestir así? ¡¡¡Si quería una foto con Santa la llevaría a cualquier centro comercial!!! ¡¡¡Ella ya estaba grande para esas cosas!!! Debió ser cuando era niña, no cuando estaba dejando de serlo…
Pasaron días y volvió a la carga, ¡¡¡quería verme de Santa!!! Y volví a mi rosario de respuestas ¡¡¡Claro que NO!!!
Mi hija mayor ya me apoyaba en la oficina, le pedí me ayudara a quitarle la idea a su hermana, ella por su lado yo por el mío, además le solicité sigilo y precaución, pues nadie debía saber que investigaría el costo de las rentas del traje de Santa. No debería ser caro, eso pensé.
Sucedió en un colegio…
En uno de esos días realicé grabaciones en un colegio con preescolar y primaria, para producir un video institucional del mismo.
Fueron varios días y varias locaciones dentro de la escuela, durante una de las sesiones en el interior de un salón de clases un niño de preescolar se me quedaba viendo, desde el principio sentí su mirada, hay ocasiones que aunque estés concentrado en tu actividad sientes la mirada fija y penetrante de alguien, me llamó la atención pues no dejaba de mirarme.
Cuando pasé a un lado de él, con voz baja me preguntó: ¿Eres tú Santa Claus? Me agaché, me le quedé viendo con admiración y con el dedo en la boca indicándole silencio, me acerqué a su oído y le dije: ¡¡¡Pero no digas!!!
Más allá de afirmarle o negarle si yo era Santa Claus el niño concluyó firmemente una respuesta. Sus ojos se hicieron grandes, su asombro se volvió evidente.
Sostuvimos una pequeña conversación:
-¿Qué estás haciendo Santa?
-Ahhhh, durante todo el año visto colegios y tomo video, luego se los enseño a mis duendes que fabrican los juguetes para mostrarles a los niños bien portados, quiénes hacen sus tareas y permanecen bien sentados con su mesa banco en orden.
Al momento se sentó derechito, acomodó su útiles y se me quedó viendo, de seguro esperando a ser grabado, efectivamente apunté la cámara hacia él y lo grabé. Le comenté: “Esa grabación se las voy a mostrar a los duendes, adiós y no digas que soy Santa Claus!!!!!
Me volteé, caminé dos pasos y escuché su voz, aunque quiso decirlo en voz baja: “Él es Santa!!!!!”
Pasaron unos días, regresé al colegio a seguir grabando. Esta vez les pedí juntaran a los niños en el patio para hacer prácticas de educación física, me subí a la azotea para tener una toma aérea desde el segundo piso. Al estar grabando sólo escuché el grito de un niño ¡Ahí está Santa Claus!! Todos lo niños miraron hacia arriba, las maestras también voltearon y no pararon de reír.
Me imagino la visión de un niño volteando hasta la inmensidad de un segundo piso, tal vez se imaginó verme entre las nubes. De niño un charco era un océano… alguna vez escribió Benedetti.
Ya para retirarme, al despedirme de la directora claro que comentamos el momento, nos reímos de lo sucedido, entre broma y broma me sugirió vestirme de Santa Claus para la posada escolar, sería padre; fotos con los niños, convivencia con ellos, nos imaginamos que sería divertido, he de comentar que ahí cursaban la primaria mis tres sobrinos, ellos encantados de verme de Santa, sin llegar a un acuerdo nos despedimos, habría que buscar dónde se rentaban.
Mi hija mayor al saber lo sucedido en el colegio investigó la renta del traje para la posada y regresarlo después de navidad, oh sorpresa!!! la renta de varios días sí era considerable, como opción buscó cuánto costaban nuevos, en el barrio de Santa Tere encontró un lindo traje de Santa a buen precio .
El nieto de mi amigo Paco Navarro…
Para colmo un amigo fue un día de esos ya cercanos a la navidad con su nieto, el niño al verme gordo, con playera roja, de cabello largo y canoso, he de omitir que “tal vez, sólo tal vez” me vio viejo, le comentó “!!!Es Santa Claus!!! Esta vez nos reímos a carcajadas mi amigo Paco y yo.
En busca del traje…
Ya era demasiado, tendríamos que buscar el traje a como diera lugar. Fuimos a Santa Tere a buscarlo, mientras me lo probaba un niño le preguntó a su mamá, –¿mira, él es Santa? ella junto con nosotros se sonrió. Era la señal definitiva: tendríamos que salir de la tienda con el susodicho traje.
La posada del Colegio…
Nada se compara a esa mirada de ilusión, inocencia, esperanza…
No podía faltar la foto con Santa
La posada fue un éxito, niños y niñas emocionados, verles de cerca esos ojos tan grandes diciéndome que eran buenos niños o buenas niñas con sus padres genera una sensación muy difícil de describir, sus miradas reflejaban felicidad, esperanza, emoción, alegría, asombro. Claro, no faltó el niño que me comentó: “Yo ya sé, tú no eres Santa Claus, yo sé quién trae los regalos”.
La navidad en casa…
Se llegó la navidad, mi hija en más de una ocasión durante esos días, me insistió en querer verme de Santa, yo más le insistía en el NO, pues no podría hacer esos “desfiguros”.
Pasó la cena navideña, amaneció, se abrieron los regalos, comenzó a transcurrir el 25 de diciembre y Santa nunca llegó.
Esta fecha es cumpleaños de mi hermano mayor, por lo cual siempre nos reunimos en la familia, claro mi mamá encantada con esa celebración, después de la comida me fui al cuarto del fondo, me puse el traje y sólo escucharon el tradicional jo jo jo…
Mis sobrinos gritaron: "vamos con santa", corrieron y nos abrazamos, en la sala no entendían qué pasaba, sólo escuchaban las risas y los gritos, nadie sabía que me disfrazaría de Santa, salvo mis sobrinos y sus papás pues ya me habían visto en la posada del colegio.
Al entrar a la sala vi a todos asombrados, con risas o sorpresa, el rostro de mi hija no daba crédito a lo que veía, sólo se le nublaron los ojos, me abrazó como nunca en la vida, con voz baja y quebrada me dijo:
-Yo sabía que te ibas a disfrazar, pero cuando no lo hiciste el 24, durante el día, pensé que sería por la noche, estaba segura, pero no te disfrazaste, entonces pensé que de seguro sería por la mañana, nos levantaría Santa para abrir los regalos y no pasó nada, todavía pensé que durante el desayuno y como no lo hiciste perdí toda esperanza. Pensé que ya no te vería de Santa.
Dicen que en los momento antes de la muerte o al sentir la muerte cerca, la mente evoca la vida, o parte de la vida, o ciertos momentos de la vida. Estoy más que seguro que en el momento final evocaré este recuerdo junto con otros, el tener a tu hija dándote un abrazo con todo su amor se te graba en el corazón.
Vale la pena…
Creo vale la pena vestirse de Santa, “hacer el ridículo”, lo he repetido en varias ocasiones, este año ha sido para fotografías familiares que está realizado mi hija en el estudio.
Más allá de familias ejemplares, integradas o desintegradas, más allá de la diferencia entre los padres, cualquiera que sea, vale la pena hacerlo en navidad, pues es tiempo de pausas y de treguas, hasta suspenden la guerra en esos días, bueno eso creo yo, pues eso será un regalo que los hijos recordarán toda la vida.
He prestado el traje en alguna ocasión a un amigo y le encantó, en otras ocaciones he ido a alguna casa hogar o hasta a posadas escolares y los niños han disfrutado mucho
El traje de Santa no es únicamente tela y peluca, ni sólo una gringadera.
Las vivencias han sido únicas, sobre todo la de mi hija, quien tras perder toda esperanza, se le hizo realidad su sueño.
Es cierto, la esperanza nunca debe de morir, mejor morir uno con la esperanza.
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ResponderBorrarQue orgullo ser Amigo Íntimo De Santa 🎅🏼 Clos ! Gracias Dios por hacerme Coincidir con amigos de la Talla de René! Que además ya es desde hace muchos años! Parte de mi Familia! Desde el Bautizo de Andrés hace 27 años a dejado un recuerdo de cada evento importante de nuestra Familia! Saludos a la Sra. Clos 🤶 por favor y sus tres lindas hijas
ResponderBorrarQue hermosa experiencia primo. Felicidades
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